domingo, 28 de octubre de 2012

Caminando por las calles de Resistencia, capital de Chaco, el viajero siente asombro a cada paso. Lo que primero sorprende son las altas temperaturas y la vegetación.

La llamada Ciudad de las esculturas atesora 430 obras de diversos artistas.

Deducir cómo se produjo este fenómeno hubiera llevado su tiempo de no haber contado con la compañía del guía Fabriciano Gómez. El hombre, un artista plástico de trayectoria internacional, comenzó el tour por la plaza principal 25 de Mayo.

En sus cuatro manzanas, quebrachos, ceibos, ibirá pitá y palos borrachos compiten con los colores de los tres murales, hechos en furgue y acrílico, que fueron bautizados con el nombre de Génesis del Chaco, y que narran la historia de la provincia, bajo formas pictóricas.

Frente a la plaza se levanta la catedral, de sencillo estilo colonial. A una cuadra, en la esquina de la Casa de Gobierno, espera el perro Fernando: una escultura de bronce erigida en honor al que fuera mascota de Resistencia. En busca de Emilio Pettoruti avanzamos hacia el edificio ansiosos por contemplar el mural Empuje, plasmado en mosaico veneciano. Al llegar, quedamos mudos ante la lucha de luces y sombras que se abre ante nuestros ojos.

Después atravesamos la plaza y nos dirigimos al boulevard que divide la Avenida Alberdi. Allí, una mujer desnuda, forjada en bronce, mira hacia el horizonte. La obra —el primer desnudo expuesto en la vía pública— causó gran conmoción en la sociedad local, que al resguardo de la noche solía cubrirla con ropa.

El paseo sigue por la Av. Sarmiento y luego vagamos a la deriva. Como en una galería de arte al aire libre surgen entre las palmeras del boulevard, en las aceras y en el Parque de las Esculturas, múltiples formas trabajadas por artistas como Gonzalo Leguizamón Pondal, Carlos Schenone y Lucio Fontana, entre otros.

Es que la ciudad es sede, desde 1988, de la Bienal Internacional de Esculturas. Este año, del 15 al 22 de julio, volverá a llenarse de escultores de todas las latitudes que trabajarán su obra. Luego, partirán dejando un legado.

El enigmático origen de este museo a cielo abierto está por develarse. Llegamos a la joya mejor guardada de Resistencia: El fogón de los arrieros. Está en la Fundación Cultural, construida en el 55. Antes, desde el 43, funcionó en la casa de los hermanos Aldo y Efraín Boglietti.

Al entrar en el salón principal vemos las paredes atiborradas de cuadros, murales y diversos objetos de importantes artistas que visitaron este edificio. Un nuevo universo nos es presentado. Obras de Pettoruti, Páez Vilaró, Soldi, Severino y Castagnino conviven con un botón, enmarcado, de un corpiño de Rita Hayworth, y un chaleco del penal de Ushuaia.

En el atelier descubrimos una acuarela que Quinquela Martín pintó con su mano izquierda. Y finalmente el misterio se desvanece. Fue Aldo Boglietti quien en 1962 propuso un plan de embellecimiento de la ciudad, que consistía en regalar a quienes hermoseaban su casa una escultura. Así fue como éstas ganaron las calles de Resistencia.














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<b>ESTILO COLONIAL.</b> LA CATEDRAL DE RESISTENCIA, EN EL CENTRO DE LA CIUDAD.
ESTILO COLONIAL. LA CATEDRAL DE RESISTENCIA, EN EL CENTRO DE LA CIUDAD.








 


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